Quería empezar el monologo con una frase muy bonita y muy veraz que dice así: “Nunca digas nunca pero nada es para siempre”. ¿A santo de que esto?Bien, esto viene a que yo caí en las redes, sí, caí en las famosas redes de la famosa red social FACEBOOK, a pesar de asegurar en más de una ocasión que antes de que eso pasara verían mi nombre en las necrológicas de un periódico

Cuando me cree la cuenta, para sentirme un poco mejor conmigo misma y no aceptar del todo que había faltado a mi palabra, hice lo que mejor hacen los políticos, tergiversar sus propias declaraciones. Así pues, en vez de utilizar en la cuenta mi nombre real busque un nombre gracioso, de aquellos que forman el azaroso destino al unir a dos personas con apellidos  aparentemente normales pero que juntos dan pie a una broma existencial para su descendencia, que encima suele ser tan desgraciada que ve rematada la gracia con un nombre más sentenciador; véase ejemplos que encontré como: Eva Fina Segura (sí pobre chica, y que padres más cabrones, ni que les pagara Ausonia por ello), Margarita Flores del Campo (bueno este es más simpaticón, me dije, da un toque así rollo la casa de la pradera, pero no me acaba de convencer, muy pasable e incluso entrañable, busco algo más perturbador), Antonio Bragueta Suelta (madre de dios, ¿pero y este hombre? Lo suyo es de juzgado de guardia de primera instancia. ¿Cómo pudieron aceptar algo así sus padres? Pues por todos es bien sabido que durante la adolescencia es común bautizar a uno/a de la pandilla, como mínimo, con su primer apellido. Pero claro a Antonio directamente le cogieron los dos, e imaginar que situación. No, sí al principio era divertido, claro, pero con el paso de los años y entrados en la época de máximo interés femenino, eso supuso, ya no a él solo, eh, sino también a sus amigos, muchas posibilidades de ligue frustradas, dado que decirle a las chicas: “¿Queréis que os llevemos a casa mi amigo Bragueta Suelta y yo? Más que rechazo creaba órdenes de alejamiento preventivo.) Abundio Verdugo de Dios, (este por su elevada carga satánica me parecía muy pero que muy interesante para iniciarme en el mundo de Facebook, ya que mataba dos pájaros de un tiro: por un lado me serviría de antivirus a posibles peticiones de curas pedófilos, y a la vez me aseguraba la aceptación de las hijas góticas de Zapatero a una solicitud de amistad. “Cualquier amigo va bien para empezar en esta movida”, pensé. Pero no, definitivamente rechacé la idea, pues no me veía con ganas de un cambio de sexo aunque solo fuera escrito. De modo que continué buscando nombres femeninos). Ana Mier de Cilla (sería interesante calcular las probabilidades que pueden haber de apellidarte “de Cilla”  y encontrar a un hombre apellidado “Mier” que acabe convirtiéndose en tu marido y en el padre de tus hijos, pues me imagino a la mujer el día que fue al registro civil para registrar a su hija Ana, y cayó en la cuenta....Sí, así es, eso era el destino, ni más ni menos, por fin sabía que su media naranja era el señor Mier que dio sentido a su patético apellido, y también un trauma infantil crónico a su hija. Viva el amor.) En fin, así podríamos seguir días y días nombrando a personas con nombres cómicos y vidas posiblemente marcadas por ello, y eso nos encantaría, oh sí. Nos gusta el sufrimiento ajeno en este país morboso impregnado de prensa sensacionalista y de periodistas que serian capaces de anunciar la Exclusiva de una entrevista con Walt Disney para conseguir más audiencia. Mas no será así, tengo que desvelar por fin cual fue mi elección…es poco impactante pero a mí me pareció un ingenioso juego de palabras (sisi, también una desgracia para la pobre mujer con el susodicho nombre, pero oye, mira a Antonio Bragueta Suelta, no se suicido, aprendió a vivir con ello…haciéndose violador en serie).

 Dolores Fuertes Debarriga, ese sería mi alias, y en el se vería reflejado subliminalmente mi odio hacia Facebook, a la vez que mi inconfesable amor por él. La verdad es que estaba encantada con mi nombre “feisbukiano” hasta que sin comerlo ni beberlo empezaron a llegarme peticiones de seres extraños: Antonio Alcántara, Tony Alcántara, La Warra de las Galaxias, entre muchos otros. “¿Pero qué?”-pensé- “¡La familia Alcántara quiere ser mi amiga!, ¡Oh dios!” .No entraba en mi de la emoción, ¿que sería lo próximo? ¿Una petición de amistad de la abuela Herminia? No sé, pero a todo esto seguía desconcertándome esa tal La Warra de las Galaxias, pues con ese nombre y ese interés en mi a pesar del mío, pues si, la verdad es que ella seguro que hacia más honor a su alias que yo...

Pero la disipación de mi identidad ficticia por la verdadera la llevaron otros factores como ….pff, no sé, simple aburrimiento, bueno no, y un mensaje…oh, sí, un estremecedor mensaje privado en el cual una niña de 15 años me preguntó: “¿De verdad ese es tu nombre?”. Yo en un intento de ser simpática (quien me conoce sabe que fue llevado con gran esfuerzo por mi parte) le dije: “Es que el del registro fue un cabrón, jajaj. Bueno este chiste se hace con el hombre que le cuenta a un amigo que el del registro era tartamudo y de ahí su nombre…Bueno pero a lo que iba y enserio, que es un alias de mentira, una paranoia que me dio" Su contestación fue: “ Ey, pero que mal. ¿Cómo te puedes llamar así?”

“¡ME CAGO EN LA LECHE MERCHE! (ahá, mis lazos de amistad con Antonio Alcántara ya estaban haciendo mella en mi  …) a esta niña se la ha trabajado alguien antes a nivel cerebral a fondo, no puede ser tan idiota” pensé…Pero sí, y eso tuvo explicación, pues una de las cosas buenas y útiles que tiene Facebook es que tu puedes observar si esa persona tiene lazos contigo a través de un amigo tuyo… vamos, en otras palabras, puedes mirar los “Amigos en Común”. Descubrí que solo teníamos a una amiga en común, pero fue suficiente para saber de dónde provenía esa insustancialidad, y todo cobraba sentido.

Bien, esto es en resumen el gran factor que incito al primero, el aburrimiento, a cambiar mi nombre ( con mucha pena pues ya le había cogido cariño) por Fabi Hola Adéu un explicito y nuevo juego de palabras a raíz de mi nombre de pila.

Y esta es la historia de cómo conocí a Facebook.